11 y 12 de enero de 2020 En esta entrada os vamos a resumir los dos días que pasamos en la playa de Mui Ne. El primer día por la mañana estuvimos paseando por la playa y dándonos un baño. Por la tarde nos enrolamos en un tour en el que visitamos el arroyo de las Hadas, las dunas blancas y las rojas. El siguiente día por la mañana dimos un último paseo por Mui Ne y a primera hora de la tarde cogimos un bus hacia Ho Chi Minh, donde llegamos a última hora. El día anterior habíamos llegado de madrugada a Mui Ne después de un largo viaje en bus desde Nha Trang. Así que nos despertamos tarde y fuimos los últimos de desayunar en el hotel. Vimos que el alojamiento organizaba tours de medio día para ir a las dunas de arena de Mui Ne, uno de los lugares mas interesantes de la zona, así que reservamos plaza en el de las 14 h. El resto de la mañana decidimos pasarla paseando por la playa de Mui Ne. Hasta hace no mucho este era un simple pueblo de pescadores, pero desde hace pocos años se han construido algunos hoteles para explotar su maravillosa playa.
11 y 12 de enero de 2020
En esta entrada os vamos a resumir los dos días que pasamos en la playa de Mui Ne. El primer día por la mañana estuvimos paseando por la playa y dándonos un baño. Por la tarde nos enrolamos en un tour en el que visitamos el arroyo de las Hadas, las dunas blancas y las rojas. El siguiente día por la mañana dimos un último paseo por Mui Ne y a primera hora de la tarde cogimos un bus hacia Ho Chi Minh, donde llegamos a última hora.
El día anterior habíamos llegado de madrugada a Mui Ne después de un largo viaje en bus desde Nha Trang. Así que nos despertamos tarde y fuimos los últimos de desayunar en el hotel. Vimos que el alojamiento organizaba tours de medio día para ir a las dunas de arena de Mui Ne, uno de los lugares mas interesantes de la zona, así que reservamos plaza en el de las 14 h. El resto de la mañana decidimos pasarla paseando por la playa de Mui Ne. Hasta hace no mucho este era un simple pueblo de pescadores, pero desde hace pocos años se han construido algunos hoteles para explotar su maravillosa playa. Nosotros estábamos en su parte oriental, que es la que todavía no ha sucumbido al cemento de los grandes hoteles. Aunque también es la que tiene una franja de arena más estrecha. La playa de esta zona nos pareció muy tranquila, con una fresca franja de palmeras que daba algo de sombra. Aquí y allá se podían ver las curiosas barcas redondas de los pescadores locales, que le daban un toque muy pintoresco a la playa. Pero también se podía ver algo de basura y contaminación en la arena. Había gente local recolectando almejas en las aguas someras, compartiendo espacio con los escasos bañistas occidentales. Después de pasear un rato, nos dimos un baño y estuvimos tomando algo en un chiringuito de la playa. ¡Aquello era vida!
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Playa de Mui Ne |
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Típicas barcas redondas de pescadores en la playa |
Luego volvimos al hotel a ducharnos y a comer algo antes del tour de la tarde. Antes de las 14 h nos pasaron a recoger en un jeep que ya iba hasta los topes de otros turistas. La primera parada fue el Arroyo de las Hadas (Fairy Stream), un pequeño riachuelo que atraviesa una zona con fascinantes formaciones rocosas. En un principio habíamos pensado visitarlo por nuestra cuenta, ya que estaba muy cerca de nuestro alojamiento, pero casualmente estaba incluido en el tour. Nos dieron 40 minutos para visitarlo a nuestro aire. Este sitio es muy popular en Mui Ne, y se puede recorrer por entero caminando sin calzado por sus aguas, ya que es muy poco caudaloso y su fondo es arenoso. La verdad es que vale mucho la pena: el arroyo pronto atraviesa una zona con un gran talud de una tierra blanca y roja muy bonita (es la misma arena que después origina las famosas dunas que veremos después). El contraste entre el rojo, el blanco y el verde de la vegetación del río nos pareció precioso. La parte por la que se puede caminar del río no es muy larga, y tras unos 20 minutos llegamos a una pequeña catarata a partir de la cual no se puede caminar más. Para volver al punto de inicio había que desandar el camino.
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Fantásticas formaciones rocosa a orillas del arroyo |
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Descubriendo sus curiosos paisajes |
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Arena de un espectacular color rojizo a orillas del arroyo |
Luego volvimos al jeep y fuimos a las dunas blancas, un gran desierto de arena que no le tiene nada que envidiar a los ergs del Sáhara (aunque a menor escala). La verdad es que es un tipo de paisaje que no se asocia con Vietnam y por eso resulta sorprendente. El jeep nos dejó en la base de un gran campo de dunas; para llegar a ellas se podía ir en quad por 200.000 VND por persona (8 €), lo cual nos pareció una salvajada teniendo en cuenta los precios del país. Así que nos tocó ir andando: no era mucha distancia pero era cuesta arriba y sobre arena, cosa que lo complicó un poco. Las dunas blancas nos parecieron sencillamente maravillosas. Aunque desde lo alto de una gran duna no nos podíamos mover demasiado, las vistas eran sobrecogedoras. Estuvimos un buen rato disfrutando de aquel paisaje tan fascinante, y aunque estaba muy masificado, su belleza lo compensaba.
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Dunas blancas de Mui Ne |
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Disfrutando de este curioso paisaje (para ser Vietnam) |
Volvimos nuevamente al incómodo jeep y fuimos hasta las dunas rojas. En este caso las dunas no son tan altas y espectaculares, pero tienen un color rojizo que las hace muy especiales. Debido a la poca altura de las dunas, te podías mover libremente por allí sin necesidad de alquilar ningún transporte. Además, como estaba atardeciendo, parecía que la arena era más rojiza de lo que realmente era. Parecía que todos los turistas habían ido allí a ver precisamente la puesta de sol. Estuvimos un buen rato deambulando por las dunas, escapándonos un poco del gentío para poder disfrutar de su belleza y de la calma que transmite este tipo de lugares. Fue un gran broche de oro para cerrar aquel tour.
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Dunas rojas de Mui Ne |
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Las curiosas dunas rojizas |
En principio el tour tenía que hacer una última parada en el pueblo de pescadores de Mui Ne, pero como en todas las otras paradas nos habíamos estado más tiempo del programado, al pasar por allí ya había oscurecido y decidimos entre todos no parar. Una vez en el hotel, tuvimos que darnos una buena ducha para quitarnos toda la arena que se nos había pegado tras nuestro paso por las dunas. Para cenar fuimos a
Dong Vui, una zona de restauración con varios restaurantes y bares que comparten una agradable zona de mesas y asientos. Aunque está muy orientado a turistas, el sitio está bastante bien, ya que había comida de todo tipo. Nosotros nos decantamos por la pasta de
Karlito's Way, en el que pedimos sendos platos de pasta con salsa alfredo y gambas y con salsa cremosa de tomate. Aunque el punto de la pasta estaba muy bien, las salsas eran horribles, sin sabor ni gracia. Lo mejor de la cena fueron las cervezas de barril que pedimos en uno de los bares y la tarta de queso que pedimos en otro puesto de postre. Al final todo nos salió por 332.000 VND (unos 13 €).
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Nuestra cena en Dong Vui |
El día siguiente volvía a ser un día tranquilo, ya que en el anterior ya habíamos visto lo más importante de allí. Como lo único que nos quedaba por ver era el pueblo de pescadores de Mui Ne, después de desayunar paramos a un taxi para que nos llevara. No estaba muy lejos y llegamos enseguida. En realidad es una pequeña bahía en la que faenan los pescadores por la noche, los cuales desembarcan sus capturas por la mañana en la playa, donde se monta una especie de mercado provisional de pescado. Como no era muy pronto, ya no había ni mercado ni pescadores, solo un gran rastro en forma de enormes y malolientes montones de basura. Los únicos locales que había eran mujeres limpiando las almejas que habían recogido de la playa.
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Pueblo de pescadores de Mui Ne |
A parte de la zona de la playa, en aquel lugar no había nada más que hacer, así que volvimos a parar a otro taxi para que nos devolviera a Mui Ne. Hasta las 13 h no salía nuestro bus destino a Ho Chi Minh (la antigua Saigón), así que volvimos al mercado de Dong Vui e invertimos el resto del tiempo en tomar algo. Pedimos un par de cervezas y un trozo de un buen queso brie, que degustamos a la sombra en unos cómodos sillones (110.000 VND).
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Tomando algo en Dong Vui |
Cuando llegó la hora volvimos a nuestro alojamiento a buscar nuestro equipaje para coger el bus a Ho Chi Minh. El propietario del alojamiento (donde compramos los billetes) nos dijo que teníamos que esperarlo al lado de la carretera, ya que era un bus que venía de Nha Trang. Cuando llevábamos un rato esperando vimos aparecer al propietario para decirnos que teníamos que ir unos metros más adelante donde nos esperaba una mini-van. Ésta nos llevó a la agencia de turismo que centralizaba todos los transportes de Mui Ne, y allí tuvimos que esperar unos 20 minutos más. Al menos durante la espera conocimos a Bruno, un chico argentino que hacía un mes que viajaba por Vietnam. El bus era de tipo sleeper, y nos sentamos cerca de Bruno para seguir charlando sobre fútbol y política. El viaje fue algo pesado y más largo de lo previsto, unas 6 horas. Controlando el itinerario con el gps del móvil vimos que circulábamos por carreteras secundarias, ya que el bus parecía que además hacía de transportista, recogiendo y dejando paquetes a lo largo del trayecto.
Finalmente llegamos a
Ho Chi Minh sobre las 19:30, ya de noche. Aquel era un destino muy especial para nosotros, ya que sería la última parada en nuestro gran viaje por Laos y Vietnam y ya notábamos que el viaje se estaba acabando. Nos dejó cerca de la
estación de bus de Ben Thanh, donde nos despedimos de Bruno. Nuestro alojamiento no estaba muy lejos, a menos de 2 km de allí. Intentamos ver si algún taxista nos llevaba por poco dinero, pero al ver que nos pedían fortunas desproporcionadas nos acercamos a pie. Si Hanoi nos había parecido un caos circulatorio de motos, Ho Chi Minh era mucho peor. Cuando tenías la suerte de disponer de una acera sin obstáculos para caminar, tenías que tener cuidado con las motos que decidían circular por la misma acera para evitar los atascos que se formaban en calle sí calle también. Finalmente llegamos sanos y salvos a nuestro alojamiento, el
Common Inn. Nuestra habitación era bastante amplia y se veía nueva, pero era también bastante espartana en cuanto a mobiliario. El desayuno estaba incluido y consistía en un buffet algo exiguo y que reponían con muy poca frecuencia, pero que estaba bueno. La ubicación era muy buena, en la zona del mercado de Ben Thanh, desde la que se puede ir a un buen número de puntos de interés turísticos caminando. Lo peor es que en el edificio de al lado algunas noches había un karaoke que hacía mucho ruido y nos complicó el sueño. La habitación nos salió por 28 € la noche, un precio justo por lo que obtuvimos a cambio.
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Nuestra habitación en Ho Chi Minh |
No nos entretuvimos mucho y nos fuimos a cenar, ya que era tarde. De entre la casi ilimitada oferta de restaurantes de la zona, acabamos en el
Den Long, un restaurante de cocina tradicional vietnamita con un toque moderno. Pedimos cua lot (una especie de cangrejo de caparazón blando que se cocina rebozado), gambas rebozadas con salsa de fruta de la pasión y costillas de cerdo marinadas. La verdad es que la cena nos pareció deliciosa, así que aquella noche acertamos de pleno. Junto a una cerveza y un agua, la cena nos salió por 433.000 VND (unos 17 €), que puede parecer caro, pero la calidad de la comida lo valía.
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Nuestra primera cena en Ho Chi Minh |
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